Siempre he sido reacio a mostrar mis intimidades en perfiles sociales. Crearme un perfil personal en instagram y empezar a publicar ha sido todo un avance.
Incluso lo ha sido ponerme las pilas con twitter.
Ahora bien…
¿Qué sucede con tu perfil en una app para runners que te creaste porqué te compraste un reloj con GPS para que te dijera tus pulsaciones y la evolución de tus entrenos? Resulta que en dicha app hay runners que se conocen online y luego hacen quedadas para salir con la cuchipandi.
¿Qué sucede con aquel perfil que te creaste para poder participar en un foro determinada sobre personas a quiénes les gusta el tricot?
¿O con tu perfil en una comunidad profesional del gremio o por el estilo?
Por no hablar de tu cuenta en Meetup.
Incluso quizás formas parte del club Thermomix.
O el canal de Telegram sobre recetas de cocina.
Más un largo etcétera.
Aquí también damos nuestros datos y además sin reparos.
¡Tan tranquilos!
¿Lo peor?
Desconocemos por completo el tratamiento de datos que puedan haber detrás de nuestra información en cada uno de estas comunidades online.
Y es que, en mi opinión, el poder de la red se encuentra en las comunidades virtuales más que en las herramientas sociales.
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Querido lector,
Piénsalo bien durante unos instantes. ¿En cuántas herramientas de internet has terminado dando algún tipo de dato personal?
¿Te has parado a pensar alguna vez si alguien saca provecho de toda esta información personal que entregamos libremente?
Si te ha gustado este contenido, te animo a leerme mañana, como cada día con un nuevo contenido en https://francescricart.com/blog
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