– Cariño has visto el mando de la tele? He mirado y remirado y prometo que no está en su sitio.
– Amor no he mirado la tele.
– ¿Pero estás segura? la última vez que estaba justo ahí.
Te vas refunfuñando pensando que por supuesto la culpa no es tuya.
Entonces se hace el milagro y el mando a distancia aparece exactamente en su sitio mientras observas su cara de ya te lo dije.
Bien.
Podría parecer una escenas de matrimonio, pero en realidad es una situación habitual con clientes.
Cargarse la web por accidente
Lo mismo te llama un cliente inquieto.
– has tocado algo de la tienda?
– hace unos días que no entro. ¿por?
Entonces haces 4 preguntas a lo Sherlock Holmes. Intuyes la respuesta pero no te puedes arriesgar al error y esperas amablemente.
Recibes ondas mentales terribles. ¡Hay si leyéramos la mente! Justo lo mismo que cuando buscabas el mando de la TV.
El caso es que descubres que han mejorado un par de cosillas que «no tenían nada que ver«.
Pasado un rato la tensión se diluye y aquí no ha pasado nada.
Como reaccionar ante un cliente enfadado
Los problemas son como un grano de pus.
A menudo estás tentado de reventarlos delante del espejo del ascensor.
Sienta tan bien…
Pero los dos sabemos que el grano se infectará y se hará más grande.
Hay que esperar que el grano madure.
O mejor todavía. Avisar al cliente que no pasa nada si hace un destrozo, todos debemos aprender alguna vez.¡Hola!
Querido lector,
¿Eres de los que no es capaz de encontrar las galletas en el armario?
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