Una chica ha sido contratada para redactar un catálogo de varios centenares de referencias y si posible dejarlo publicado en un Prestashop.
Un trabajo tedioso que necesita algo de guía. Consultoría web y formación.
El caso es que la conversación con la empresa (nombres inventados) ha sido algo así:
– Francesc el viernes se termina el contrato de Amelia. Te necesita.
– Hola Carlos, ha sido un éxito hasta dónde ha llegado. La parte que le queda es complicada y es cuestión de tiempo.
– Discrepo que haya sido un éxito. Lo será si la tarea está finalizada y revisada para el viernes a las 12.00. Todo lo demás será objetivo no conseguido.
Uff.
Un empresario que exprime hasta el final.
Te da que pensar muchas cosas y aprender también.
Él valora resultados y hace bien.
Por mi lado dónde ella no llegue lo haré yo.
Ver cumplidas sus expectativas
Alguien que regenta un negocio me decía:
– Una vez ganas 5000€ mensuales quieres 7000€. Luego 10000€. No te contentas nunca siempre tengo hambre de más.
¡Menuda suerte la suya!
La chica que contrataron ha superado con creces las expectativas iniciales.
Con que hubiera dejado todo el catálogo en un excel y preparado para una importación a la web era suficiente.
Sin embargo ha llegado tan lejos que ahora no dejar la importación del excel finalizada y revisada sería un fracaso.
Por mi parte sólo queda felicitar la persona que han contratado y ayudarle a terminar.
Medir el éxito
Lo malo de presionar tanto al personal es que no hay término medio.
Todo blanco o todo negro.
Además de que es muy cansado estar persiguiendo objetivos continuamente.
Por no decir que me ha pillado de pseudovacaciones.
Mejor persigue sistemas que objetivos.¡Hola!
Querido lector,
¿Te has sentido presionado por algún proyecto?
¿Qué estrategias ha seguido tu jefe o cliente?
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