Cuando llevas a los niños a un parque infantil aprendes que existen dos clases de padres. Los que se desentienden completamente de sus hijos y los que se van a jugar con ellos.
Los primeros los sueles encontrar en una airada conversación en frente de un café o cerveza. De vez en cuando sueltan algún grito a sus hijos para decirles que se comporten adecuadamente.
Los segundos no toman ni café ni cerveza. Y terminan cuidando también de los hijos desatendidos.
Hay quienes defenderán que los niños deben espabilar y jugar con niños.
Hay quienes dirán que no estar con ellos les causará un trauma.
En esto no me meto porqué siempre que opino salgo escaldado por todos los bandos.
El caso es que me he fijado que muchos niños compartían algo en común:
La primera vez que los abandonaban en el parque de bolas la gran mayoría lloraba.
Excepto unos pocos niños que se alegraban de por fin quedarse solos.
Las prácticas en empresa
En la piscina de bolas los adultos no pueden entrar. Y los niños se quedan paralizados al darse cuenta que los han abandonado.
Algo así como muchos alumnos de web cuando se les pide solucionar algún problema por ellos mismos.
Miedo escénico.
– ¿y no me vas a explicar cómo se resuelve esto?
– Espabila. Aplica el sentido común.
Como profesor me gustaría ayudarlos. Sin embargo a menudo pienso que ya disponen del conocimiento suficiente para conseguirlo.
¿Entonces ayudarlos o no ayudarlos?
Algunos se alegran de por fin correr solos.
Otros esperan que te quedes y demores una realidad inevitable.
¿el mejor sistema?
Dejar que todo fluya de forma natural.
—
Querido lector,
De adultos todos terminamos siendo independientes.
Existen personas quiénes necesitan más tiempo y no pasa nada.
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