Siempre he sentido gran admiración por los deportistas profesionales.
No los de la tele. Prefiero los de carne y hueso con quienes puedes hablar.
Un día le pregunté a un atleta bastante bueno en lo suyo porqué no batía al máximo sus récords en las carreras de pueblo.
Me respondió que si lo hacía al año siguiente no sabía si se llevaría de nuevo el premio.
Me dejó todavía más maravillado.
Dejar el listón demasiado alto
Hoy un cliente me ha respondido un email diciendo:
Francesc, eres un crack. Me encanta.
Me asusto cuando alguien me dice este tipo de cosas porqué al igual que aquel atleta después no sé si estaré a la altura.
Por supuesto que siempre doy lo mejor de mi.
Salvo que me pongo en estado de alerta.
Es inevitable.
Detrás de un halago se suele esconder uma crítica
Alguna vez he hablado de la técnica de la hamburguesa.
Francesc se nota que le has puesto muchas ganas, de hecho ha quedado fantástico. ¿mirando este trabajo, qué padó con los anteriores?
O tal vez…
Eres un profesional con gran talento que reúnes los requisitos que pedimos para el puesto. Pero hay otro candidato que nos encaja mejor por su nivel de inglés.
Bueno.
En ocasiones un halago es simplemente una caricia.
¡no vayamos a ser tan desconfiados!
—
Querido lector,
¿tienes pareja?
Aplica la técnica de la hamburguesa. Te sacará de más de un apuro.
Por otro lado haz siempre lo mejor que sepas/puedas. ¡Pero guárdate siempre un comodín!
Si te ha gustado este contenido nos leemos mañana, como siempre, con un nuevo escrito en el blog.
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