Un día mi madre me dijo que yo había salido con una gran habilidad para el deporte y que mi hermano era más listo.
Nunca me he considerado tonto pero lo cierto es que entonces entendí que destacaría por mi esfuerzo y no por mi inteligencia.
En el aula observo situaciones similares.
Alumnos con una capacidad intelectual envidiable y compañeros que con esfuerzo consiguen todo lo que se proponen.
La clave es la actitud
Ser un coco para asimilar ideas no te sirve para lograr el éxito si después fallas fuera de clase.
Ser muy esforzado puede generar frustración y abandono si no logras resultados.
El término medio está en la actitud y en saber mirar desde la distancia adecuada para relativizar los éxitos y fracasos.
La relación esfuerzo resultado
Si quieres aprender un idioma nuevo personalmente no eligiría el chino.
No me entusiasma estudiar 5 años para pedir un café.
Sin embargo con el italiano y aún siendo un idioma menos universal bien seguro que el retorno y la satisfacción sería mucho mayor.
Con este ejemplo me refiero a que en ocasiones se trata de ser realista en tus metas.
Saber hasta dónde puedes llegar.
Es mejor terminar pequeñas tareas que grandes logros a medias.
Tareas más simples, en conjunto, dan grandes resultados.
Acciones de marketing
Exactamente aplica lo mismo a cualquier estrategia de marketing digital.
Es importante poner foco en la web y por ejemplo en el seo pero siempre sin olvidarse de acciones recurrentes pero triviales en publicidad en buscadores, redes sociales, emailing…
Una simple presencia puede producir grandes retornos.
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Querido lector,
¿Cuál es tu virtud, inteligencia o esfuerzo?
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