¡Véndeme una gorra!
Hace muchos años acudí a una empresa reclutadora en pleno centro de Barcelona por un proceso de selección para un cliente de ellos.
Unas instalaciones lujosas. Debían pagar un alquiler de infarto.
El primer entrevistador me pasó a un segundo.
El segundo me hizo entrevista en francés y no contento me envió a un tercero.
Finalmente resultó ser que el tercer reclutador era alguien muy importante en la empresa reclutadora que lejos de recomendarme para el puesto al que me había presentado me ofrecía contratarme ellos.
Era muy tierno y me hizo sentir especial.
Iluso.
Me faltaba una prueba final.
¡Véndeme una gorra!
Lo que no hay que hacer para vender una gorra
Empecé a explicarle que era una gorra muy bonita.
Le pregunté si le hacía falta una.
Le dije que era verde y con unos acabados de primera calidad.
¡Véndeme una gorra!
¿Sinceramente piensas que cualquier comercial inexperto no diría lo que yo dije en aquel momento?
Era evidente que no era un buen vendedor de gorras.
Me dijeron que no daba el perfil.
Bendita gorra
Tampoco hubiera aceptado el trabajo.
Aunque fue una gran experiencia. Aprendí una lección muy importante.
Para vender una gorra no me digas como es.
Dame razones por las que necesito la puñetera gorra.
¿como me voy a sentir con ella puesta?
¿porqué me hará especial?
¿es exclusiva?
¿en serio nadie más tiene igual?¿y que las personas con gorra son más respetadas?
algo así es lo que me dijeron que debía hacer….
El caso es que el ejemplo de la gorra sirve prácticamente para cualquier producto y/o servicio.
Deja una respuesta