Cuando es el alumno quien pone los límites

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Cuando es el alumno quien pone los límites 1

La maestría es una profesión transversal. Da igual el sector. Todos tenemos siempre motivos para aprender y para enseñar.

Nunca debería haber ninguna barrera para aprender tanto como sea posible. Ni para enseñar.

El primer día de clase siempre les pido a mis alumnos que corran y que empujen tan lejos como quieran llegar.

Llegados a una edad adulta el éxito del aprendizaje depende en gran medida del estudiante. Es el deber del alumno decidir hasta dónde quiere aprender.

Tiempo

Una vez un colega al que admiro me dijo que como docentes a veces es necesario poner límites.

Tiempo libre. Familia. Tal vez trabajo demasiado y por ello valoro el tiempo cada vez más.

Me gusta mi trabajo. Me desvivo por él y por sentir que aquello que tanto me apasiona a mi le ayuda a otra persona a construir su futuro.

¿Hasta dónde debemos dejar absorber nuestro tiempo?

Soy generoso con quién tiene unas palabras amables. Con quien se esfuerza aunque le cueste. Con quién avanza junto a mi durante una formación.

Me gusta animar al que tiene interés y no abandona. Estar por él o ella. Nunca dejo a nadie rezagado en un grupo. Incluso me siento mal cuando alguien tira la toalla porqué pienso que tal vez no he sabido hacer la materia suficiente práctica e interesante.

¿Y que pasa con aquellos alumnos que tienen facilidad?

Como estudiante muchas veces he tenido la sensación de que quería llegar más lejos y que necesitaba una marcha más en el aula.

Como profesor me he dado cuenta de que el grupo funciona como una unidad y que se llega más lejos todos juntos. Esto implica que no se puede estar en exceso por los extremos y que hay que marcar una línea roja de conocimiento y dedicación en tiempo a todos los alumnos sin olvidar a nadie.

Quién quiere aprender y profundizar tiene total libertad para seguir aprendiendo dentro y fuera del aula. Más faltaría.

Quién no quiere aprender ni esforzarse también tiene la posibilidad de aprovechar su tiempo de otras formas más productivas siempre y cuando no torpedinen ni molesten al grupo. Incluso se pueden marchar.

Pero quien tiene facilidad por la materia necesita al docente un poco menos que un compañero de clase a quién le cuesta y muestre interés por igual.

La excusa de que no se aprende más porqué en clase no se explica más o se acelera el ritmo es la de quién se contenta con lo ya trabajado hasta al momento.

La mejor forma de aprender es enseñar a tus compañeros y resolver sus dudas. Es entonces cuando te das cuenta si dominas realmente la lección.

Entender esto me ha costado años y estar en las dos partes, la de estudiante y la de maestro.

Con los años de práctica he llegado a entender que cada uno es responsable de su tiempo y del provecho que le saca.

Recursos didácticos

Ortega y Gasset decía que el deber del alumno es crear su propio libro.

Tomar apuntes es un arte. El arte no se aprende, naces con él. Pero no hay excusa para no tomarlos.

Como estudiantes muchas veces estamos mal acostumbrados. Nos pensamos que tenemos todo el derecho del mundo a pedir.

Subjetivamente siento que si se entrega determinado material didáctico el estudiante no hará el esfuerzo necesario para aprender la materia.

Con ello no quiero que se me mal interprete. Nunca hay que poner barreras y si se puede siempre se tiene que ayudar.

Pero soy de la opinión que el alumno no debe acomodarse y esperar que le mastiquen la enseñanza.

Asimilar conocimientos es un proceso que requiere del esfuerzo de uno mismo.

Los recursos que pueda aportar el docente son complementos pedagógicos. Creo que sería equivocado que fueran el vehículo principal.

El alumno que se queja de que no le han dado suficientes ejercicios, que no le han dado un libro en concreto lo primero que se debería preguntar es que ha dado él.

Disponemos de bibliotecas, youtube, slideshare, blogs, webs especializadas… y aún así hay alumnos que se quejan de que no han tenido suficientes ejercicios o suficientes apuntes.

Creo que una vez más es la responsabilidad del alumno la de sacar el máximo jugo posible al tiempo dedicado a la formación y a los recursos recomendados y entregados por el profesor.

Quejas sobre este aspecto serían una vez más los límites que el propio alumno se impone. Un modo de culpar a los demás por el esfuerzo que uno mismo no ha sido capaz de realizar.

¿Dónde queda el papel de los profesores?

El profesor es un guía.

Un docente nunca debe convertirse en el eje central de la formación. Sería un error. Este papel le corresponde al estudiante. Los docentes nos equivocaríamos de no hacérselo entender a los alumnos.

Debemos ayudar y acompañar a quien tiene dificultad en aprender una materia.

Animamos a seguir aprendiendo y a profundizar a quién tiene interés. Le indicamos que camino tomar y que sería razonable estudiar.Querido compañero de profesión… ¡Hasta aquí mi reflexión de hoy! ¿como lo ves tu? ¿Cuál piensas que es nuestro papel en una formación?Fotografía de NeONBRAND en Unsplash

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