Hace algunos años cuando era asalariado cometí el error de en algunas ocasiones y por amor a la empresa traerme el ordenador del trabajo a mi casa.
Dejar que el trabajo invadiera mi hogar en mi espacio personal y privado.
Y una de las cosas buenas que veía en ser mi propio jefe era el poder ser amo y señor de mis decisiones.
Por ejemplo, si debía completar una tarea para el lunes o para el martes.
Bien.
Como autónomo estás más expuesto porqué ya no dependes de uno, dos o tres jefes sino de lo que te digan hasta 15 clientes.
Cuando eres tierno y joven haces lo mismo que el yo de hace unos años. El ordenador ya lo tienes tatuado en ti y dejas todo por responder vaya a ser que se enfaden contigo.
Pasados unos años ya no.
Reproduzco la conversación por whatsapp de un domingo por la mañana.
– Oye Francesc, siento escribirte un domingo por la mañana porqué sé que estás con la familia. ¿Me puedes mirar lo de **** que lo necesito urgente y no puedo avanzar?
Respuesta:
– ¡Hola! lo siento, ahora estoy por mi familia y hasta mañana no lo podré mirar.
—
Querido lector,
¿qué habrías respondido tú?
Si te ha gustado este contenido te animo a leerme mañana, como cada día, en https://francescricart.com/blog
Deja una respuesta