Uno de mis momentos favoritos como padre es cuando tengo a mi hijo en brazos mientras se duerme o justo cuando se recién despierta a una hora razonable.
Se pone como a cantar sin decir nada. Sólo cantar.
Es difícil describir la satisfacción que sientes cuando después de un día duro cuidando de tus retoños o de trabajar puedes compartir este momento con ellos.
Salvando las distancias, con un proyecto web sucede algo similar.
Me refiero a vender y cobrar.
Fabricar está sobrevalorado
Cuando eres un asalariado nunca te planteas que eres un simple eslabón en medio de la cadena.
Recibes y entregas.
Pero nunca eres el primero ni el último ni respondes ante el cliente final.
Los verdaderos problemas no son los que surgen durante el proceso de producción sino más bien justo al inicio y al final.
Un error en estos puntos es fatal para el negocio.
Si vendes demasiado barato la empresa sufre.
Si no cobras, todavía más.
Vender y/o cobrar
Mi experiencia personal me dice que lo más difícil es vender.
Siempre he dado por supuesto que un servicio prestado o un producto se deben cobrar.
¿Sin embargo que hay del factor cuándo?
Tal vez la cuestión clave que todos nos deberíamos plantear es ¿cuál es el impacto de no vender y cuál el de no cobrar?
Si no vendes cierras y ya está.
Si no cobras… hay si no cobras… vendes y te quedas con una deuda de un par de narices.
Con lo cuál, ¿qué es más riesgoso, vender o cobrar?¡Hola!
Querido lector,
¿Has vendido últimamente? ¿Algún retraso en un pago?
¡Si te ha gustado este contenido te animo a seguirme en mi perfil de empresa de Linkedin!
Deja una respuesta