
11 Mar Motivación intrínseca y motivación extrínseca para tus retos
Nos remontamos al año 490aC. El ejército persa de 25000 hombres desembarca en la llanura de Maratón y un ejército de 11000 hoplitas atenienses y platenses les planta cara consiguiendo una fascinante victoria.
Mientras tanto en la polis de Atenas, mujeres y niños aguantan la respiración a la espera de noticias. Prefieren un suicidio colectivo antes que caer esclavos de los malvados invasores.
Te llamas Filípides. Te han encomendado que corras la distancia equivalente a una Maratón para avisar a tus seres queridos que habéis conseguido hacer retroceder a los persas. Habéis vencido.
¡Esto es motivación!
Esta es la leyenda que da origen a la Maratón. Prueba atlética en la que mientras se publican estas líneas estoy participando.
En realidad, la historia fue un poquito distinta, aunque no deja de ser sorprendente.
Si tenéis curiosidad a continuación encontraréis el audio de la historia real bien documentada. Soy un auténtico fan de Histocast.
Y pensarás… ¿que tiene que ver todo esto con la motivación intrínseca y la motivación extrínseca?
No me he vuelto loco. La preparación de la Maratón me ha llevado al límite física y mentalmente y el proceso por el que he pasado es muy similar al que me encuentro en mi día día.
Motivación intrínseca
Cuando empecé a preparar la carrera muchos meses atrás realmente sentía una voz en mi interior que me ayudaba a entrenar duro.
Incluso cuando salía a entrenar algunas veces hacía visualizaciones mentales de lo que sentiría el día de la meta y lo feliz que me sentiría al conseguir mi objetivo.
Sumado al efecto de unos buenos auriculares el combo era explosivo.
Esto es lo que denomino motivación intrínseca.
Motivación extrínseca
Los meses se van sucediendo.
Tu cuerpo va experimentando cambios agradables.
Duermes poco y resistes la jornada con mucha energía.
Incluso te puedes permitir el lujo de comer dulces que normalmente no quemarías.
Pero el entreno y la acumulación de fatiga va haciendo mella y la chispa cada vez se va agotando. Salir a correr de noche después de una dura jornada de trabajo es difícil. Correr 2 horas seguidas en domingo es duro.
Esta es exactamente la sensación que he sentido las 3 semanas posteriores a correr la media maratón de Barcelona.
Tal vez me confié por haberlo un poquito mejor de lo que me esperaba y entonces me he confiado. Lo desconozco.
Pero lo que si es seguro es que cuando corrí mi primera maratón entonces me paso exactamente lo mismo. Dos semanas antes del día de la prueba sentía que ya no tenía más ganas de entrenar. Había empezado a no disfrutar.
Es en este momento cuando piensas que debes mantenerte firme en tus convicciones y buscar razones para finalizar aquello para lo que llevas tanto tiempo esforzándote.
En mi caso particular la motivación ha sido pensar que me estaría fallando a mi mismo de no hacerlo. Pero sobre todo que le estaría fallando a todo aquello que he sacrificado por el camino. Horas de sueño, familia… sencillamente no merecerían que yo ahora no lo diese todo.
Esto es lo que denomino motivación extrínseca.
Cuando vas a emprender o encara un reto es imposible estar siempre a tope. Hay que saber combinar para no quemarte física ni mentalmente.
En mi caso la maratón me ha ayudado a entender que este proceso no es una flor de primavera sino que es algo periódico.
Aprender a superar momentos de bajón y buscar tu motivación extrínseca te ayudará a conseguir todo lo que te propongas!
Y hasta aquí el escrito de hoy. ¡Deséame suerte durante la carrera!
Foto a partir de Bruno Bergher en Unsplash
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