Siempre hay cosas que hacer y por aprender mientras tengamos energía. ¿Qué es lo que hace que unos tengamos esta inquietud y otros no?
En mi caso particular me gusta pensar en el gusanillo del emprendimiento. Me visitó una vez y me di cuenta que era ¡para toda la vida!
Algunos emprendedores son así instintivamente. Son una minoría. Estos lo tienen muy claro y típicamente abandonan pronto sus estudios.
Hay otros que empezamos bien por un trauma o por necesidad. Este fue mi caso. Si tenéis curiosidad podéis visitar la sección sobre mi.
A veces es complicado dar el salto al vacío. Pero cuando la idea se te queda enquistada en algún lugar de tu cerebro … entonces ya sólo es cuestión de tiempo. Pasará intervalo mayor o no, pero muy probablemente lo acabas haciendo.
Razones para no emprender
Seamos sinceros. Estoy harto de que todo el mundo te diga que emprender es genial y que todo va a ser un camino de rosas.
Todos nos apuntamos muy rápido al éxito de los demás sin pensar el esfuerzo que hay detrás ni cuantos han fallado por el camino.
Nadie te prepara para conseguirlo.
Y por mucho que tengas la remota fortuna de que alguien te advierta de las contraindicaciones, es muy difícil de imaginar que tu no vas a pasar por ello.
Es necesario estar hecho de una pasta especial.
Se me ocurren muchos motivos para decirte que no lo hagas. A parte de las que encontraréis en el vídeo adjunto.
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El lado negativo
- Vas a trabajar mucho. Muchísimo.
- Olvídate de la estabilidad. Sobre todo cuando empieces nunca sabrás cuanto vas a ingresar.
- Los errores los pagas tu. Si te equivocas, lo notas en el bolsillo.
- Bajas? Enfermedades? Tranquilo. Desarrollarás una salud de hierro. El estrés te hace generar cortisol. El cortisol activa el sistema inmunológico. Es de locos.
- Huelgas? No me hagas reír.
- Vacaciones? No remuneradas.
- Dormir? Menos que los demás.
- Horarios? Es muy fácil entrar en una espiral de trabajar más y más… la falta de una estabilidad hará que siempre digas si a todo. La parte buena? Siempre rindes más de lo que pensabas que podías conseguir.
- Apoyo? Una vez lo hayas conseguido todo el mundo te dijo que estaba contigo. Olvídalo cuando más lo necesites. Estás moralmente sólo o con tu equipo.
- Impagados? Nadie duda que trabajando por cuenta ajena te deberían pagar lo que te deben. Cuando vas por cuenta propia esto cambia. La gente piensa que puedes esperar.
Mejor no sigo… ¿Verdad? Veamos las cosas buenas.
El lado positivo
- Cuanto más te cueste lo que haces más te llenará.
- Serás amo y señor de tu tiempo. ¡Y esclavo!
- Trabajar en cafeterías con un buen bocadillo de jamón y un café con leche es cool.
- Llegará un momento que podrás decidir para quien trabajar y para quien no.
- Puedes montar tu equipo. Esto significa trabajar con quién estés y te sientas a gusto.
- Flexibilidad de horarios. Siempre y cuando tengas tiempo libre…
- Amarás tu trabajo. Será incluso vocacional.
- Podrás hacer cosas nuevas cada día. Siempre hay nuevos retos.
- Tu día a día estará llenos de emociones. Algunas con la administración pública (ironía). Otras con tus clientes.
- Tu pones los límites. O así debería ser.
Como lo veis vosotros? ¿Compartís esta sensación? ¿El lado bueno compensa el lado malo? ¡Depende de lo organizado que seas y de lo bueno que puedas llegar a ser en tu trabajo! Yo todo lo que puedo hacer es animarte a intentarlo. Sinceramente creo que merece la pena.
Foto a partir de Renatto Mora en Unsplash
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