En los cursos de formación ocupacional veo perfiles de todas las edades y procedencia laboral.
En general los casos típicos terminan siendo:[icon_list_item icon=»fa-pencil» icon_type=»transparent» title=»Veo al adolescente que busca su primer trabajo serio y tiene dudas sobre lo que le gustaría hacer con su vida.»][icon_list_item icon=»fa-pencil» icon_type=»transparent» title=»Al profesional que por circunstancias de la vida hace un kit kat en su camino y quiere aprovechar el tiempo.»][icon_list_item icon=»fa-pencil» icon_type=»transparent» title=»Al que estudia porque se lo puede permitir.»][icon_list_item icon=»fa-pencil» icon_type=»transparent» title=»Almas desorientadas.»][icon_list_item icon=»fa-pencil» icon_type=»transparent» title=»Al experimentado veterano que las ha visto de todos los colores.»]Con todos se ellos se comparten muchas horas. Llegas incluso a compartir más tiempo que con tu familia.
Da tiempo para para enfadarse, desenfadarse.
Y sobre todo para aprender.
Es el ciclo del aula.
Ciclo virtuoso
Todo el mundo es libre de elegir su grado de implicación en el aula.
Siempre hay quien prefiere mantenerse en la distancia.
Pero los cafés, las pausas… facilitan en muchas ocasiones (no siempre) el grupo termine siendo una piña.
Es una de las sensaciones más satisfactorias que puedes experimentar en clase.
Cuando esto sucede se inicia un círculo virtuoso en la que todos aprendemos de todos.
Los profesores de los alumnos y viceversa.
Entonces es cuando muchos compañeros se abren.
Descubres que detrás tienen un recorrido vital impresionante.
Y a menudo los grupos son tan heterogéneos que es imposible no aprender siempre desde ángulos distintos que en muchos ocasiones no te habías cuestionado.
Algunos te hacen replantear lo evidente.
Otros te comparten sus experiencia.
Debo admitir que cuando se llega a este punto me siento profesionalmente realizado.
Siempre hay un lado positivo
Sin embargo hay ocasiones en las que no todo sale como a uno le gustaría.
Puede haber muchísimas circunstancias que pueden influir.
Un horario.
Un temario difícil.
Personalidades opuestas.
Fallos de comunicación.
En estas circunstancias llega un momento en el que te das cuenta que al final nadie es perfecto.
Todo el mundo se equivoca y es inútil buscar errores.
Hay que mirar el lado positivo de las cosas e intentar hacer que todo vaya mejor para sacar el máximo provecho de las circunstancias y seguir avanzando.
Aún así te llevas grandes alegrías y siempre hay oportunidades para aprender.¡hey querido lector!
Hoy me he puesto un poquito filosófico.
¡Mañana volveré con más y relacionado sobre web!
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