El metro es un lugar insolidario.
A las señoras embarazadas muchos no les ceden asiento.
Estamos tan atontados mirando el teléfono que ni nos damos cuenta del de al lado.
Y por las escaleras mecánicas la gente ha salido de la última serie de zombies.
Lo que nos separa de la realidad es un escaso ángulo de inclinación de nuestro cuello que mantiene nuestros ojos sobre la pantalla.
Los teléfonos móviles son un mal endémico
Hablando de empujones y trompicones…
¿Te has dado cuenta de lo ineficiente que puedes llegar a ser cuando te apartas momentáneamente de tus tareas?
Las aplicaciones que tenemos instaladas en el teléfono son en gran medida culpables de ello.
Recientemente me he desinstalado la aplicación de Facebook de mi celular.
Ha ocurrido la magia.
Sin buscarlo apenas uso ya esta red social y tras unos días incluso me da pereza utilizarla en el escritorio.
FB ha quedado para mi relegada a cuestiones meramente profesionales.
Y me he dado cuenta de lo fuerte que puede llegara a ser la influencia de una pantalla sobre nuestros hábitos diarios.
El problema no era una red social en particular, sino el hábito del teléfono.¡Hola!
Querido lector,
Estoy de celebración porqué mientras escribo estas líneas he conseguido 300 publicaciones consecutivas.
Ha habido momentos de bajón pero de momento ya he superado un 80% de mi reto de un post diario. ¡Ya voy por el notable!
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