El otro día un alumno al que aprecio mucho me dijo que tenía un libro bien gordo preparado para ir leyéndolo en sus ratos libros.
Inmediatamente vi la palabra DHTML en el título y se me encendió una alarma. ¡Cuidado! ¿Has mirado de que año es el libro?
A lo que sorprendido me respondió… si lo sé, pero es por ir leyendo, siendo tan gordo seguro que es un buen libro.
Pues bien, más gordo no significa mejor ni más actual.
Puede ser contraproducente a nivel pedagógico.
Cuando aprendemos debemos cerciorarnos que las fuentes bibliográficas son contrastadas y actualizadas.
Mira el año de publicación del libro.
Hay sectores como el de la informática y el marketing online en los que todo evoluciona tan rápido que de un año para otro un compendio puede haberse quedado completamente fuera de mercado.
Mira también quién lo ha escrito y su confiabilidad.
Por poner un ejemplo. Cuando veo un libro y empiezo a ver las típicas imágenes trilladas de internet que se encuentran en google imágenes rápidamente lo descarto.
¿Tienes la sensación de haber visto algunos apuntes de redes sociales y que todos tienen las mismas imágenes?
Si este es el caso quién te lo explica no va a aportarte ningún contenido de valor.
Ha copiado las fotos y es muy probable que los contenidos.
¿Por qué la gente que se dedica a escribir según que libros copia con tanto descaro?
Infórmate sobre la editorial que publica el libro y sobre el autor.
Mirar estos puntos básicos te ahorrará problemas y sobre todo te evitará perder el tiempo.
Consulta también varias fuentes simultáneas.
Mira en foros de internet sobre los comentarios de la gente.
Sobre el libro y sobre la temática en cuestión.
Compara los índices de tu libro con lo que se supone que deberías aprender.
Y si finalmente y verdaderamente deseas aprender, el momento de la verdad es cuando termina el curso.
¡Pon en práctica tus conocimientos y sal de la comodidad del cascarón teórico!Foto de Markus Clemens en Unsplash
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