Hoy en clase me ha sucedido lo que nunca esperas que te pase como profesor.
Estaba resolviendo un problema de javascript que aparentemente parecía inocente cuando … ¡terror!
No he sido capaz de hallar la solución.
Inicialmente pensaba que era cuestión de dejarlo estar y replantearlo de nuevo.
Atacar el problema con otro enfoque.
El problema decía
– Dada una palabra cualquiera preguntada al usuario escribe por pantalla todas las permutaciones posibles con sus n caracteres.
Tras un buen rato reflexionando sobre ello y haciendo pruebas finalmente me he dado cuenta que no era una cuestión trivial.
Un for dentro del for intercambiando valores no es una solución satisfactoria.
¿Seré capaz de resolverlo?
La dificultad de un problema
A menudo me gusta decir en el aula que la suma de dos conceptos fáciles puede convertirse en algo más complicado.
Sin embargo hay ocasiones en que el problema lo es por su propia naturaleza.
En su momento tenía un profesor que siempre me decía, un problema lo es si no sabes como encontrar la solución.
Saber de matemáticas no implica que sepas resolver cualquier problema matemático.
Saber de lengua no implica que expliques grandes historias.
Saber correr no implica que corras la maratón en menos de 3h.
Ahora bien, todos podemos entrenar para correr más rápido y sin embargo todos tropezamos alguna vez.
No hay que subestimar ningún ejercicio
Que esto te suceda como alumno es normal.
Que te suceda como profesor fastidia mucho. Sobre todo si es en directo.
Pero no debes enfadarte por no ser lo suficientemente inteligente.
Simplemente sucede.
De vez en cuando debemos admitir nuestros límites sin que esto afecte nuestra autoestima.
Ahora bien, de ello hay que aprender que nunca hay que confiarse con ningún ejercicio.¡Hola!
Querido lector,
Hoy he aprendido una gran lección. Te puedes imaginar la rabia que me da…
¿Me ayudas tu a encontrar la solución?
¡Si te ha gustado este contenido te animo a seguirme en mi perfil de empresa de Linkedin!
Deja una respuesta